Desde que tengo uso de razón o desde que mi conciencia como ciudadana ha ido en aumento, sé de la existencia de las drogas, lo lucrativo que puede ser y las vidas que ha cobrado.
¿Qué si es un buen negocio? Bueno, no por nada uno de los capos más conocidos y cuya historia sabemos por morbo o por cómo se ha burlado de gobiernos internacionales y el nuestro propio y me refiero a Joaquín “El Chapo” Guzmán, estuvo en la prestigiada lista de la revista Forbes, que como ya sabemos, es una lista selecta de los hombres y mujeres más ricos del mundo. Sí, sí es lucrativo. Y lo es porque si partimos de la premisa de la oferta y demanda, si hay quien la pida, hay quien la ofrezca, ¿o no?
Ahora bien, no estoy sugiriendo que tú que me lees pienses en cambiar de giro y te dediques a distribuirla, más bien, estoy hablando del cliente final, el que la consume; que puede ser tu hijo, tu amigo o tú mismo que me estás leyendo. Si alguna vez en tu vida te han ofrecido droga o has conocido a alguien que le han ofrecido, quiere decir que es más fácil conseguirla de lo que crees.
Para algunas personas, la similitud con un felino es muy parecida en el sentido de que cuando algo es prohibido, se vuelve más atractivo. El proceso de cacería se vuelve un deleite. Por ejemplo, cuando la esposa de un amigo está coqueteando, la adrenalina de tan solo pensar que los cachen, se convierte en un sucio deseo y gozo.
Pero hablando de los estupefacientes, las drogas que son prohibidas en muchos países, se vuelven un deseo y para muchos una obsesión conseguirlas y en México no es la excepción.
¿Cuál es la razón de que estén prohibidas? Bueno, simplemente porque trae consecuencias de salud y puede causar la muerte, nada más por eso… aunque aquí entre nos, hay drogas mucho más peligrosas como el azúcar refinada, pero esa (porque es adictiva y causa daños severos a la salud) la venden en los súper mercados y si mandas a un niño a comprar, con gusto se la da el tendero, pero esa, es otra historia.
¿Quiénes son los clientes potenciales? Desgraciadamente los jóvenes, niños y adultos que han carecido de valores y sobretodo, de amor en casa. Y tal vez me lea muy cursi al hablar de eso, pero si rascamos un poquito, veremos que las más vulnerables, son las personas que han sufrido en algún momento un trauma, una carencia o una confusión en lo que está bien y está mal.
Y no hay ni clase social o estatus socio-económico que diferencie a los clientes. Tanto pobres como ricos están a expensas de ser inducidos a estos vicios. Con la misma, podemos ver a teporochitos oliendo cemento en las calles o a gente famosa y adinerada inyectándose o metiéndose un “perico” a la nariz para “aguantar” el ritmo de vida que ellos mismos han decidido estar.
También hay quien se ha dejado seducir por este estilo de vida, gente que no había logrado encajar en un círculo social al cual querían pertenecer y con tal de ser aceptados, fuman, inhalan, se inyectan o toman lo que sea para “pertenecer”. Pero si tenemos una educación, valores, amor y comunicación con nuestros hijos, les puedo asegurar que disminuiría considerablemente la tentación de consumirlas.
Recuerdo cuando hace muchos años conducía un programa de radio donde debatíamos de estos temas. Un día, se me ocurrió preguntar ¿Y si la legalizan, se acabaría? Al fondo escuché un suspiro de una señora “muy decente” que se escandalizó con mi pregunta o quizá pensó que era muy estúpido mi cuestionamiento… nunca le pregunté.
El asunto es que el tema de la legalización de la marihuana aún provoca algunas comezones a los sectores más conservadores. Sin embargo, hay que considerar que hay de drogas a drogas que si se usan adecuadamente, está científicamente comprobado que trae beneficios a la salud y que han sido utilizadas desde hace muchos años, aun cuando nadie la prohibía.
En fin, quizá sonará muy pretencioso pensar que con legalizarla y fomentar valores en nuestras familias, disminuiría el consumo o por lo menos las muertes a causa de ésta. ¿Qué piensas?
Esta noticia fue modificada el 28 septiembre, 2019 1:04 am