Entre Nos

El mediocre «apoyo» para la mujer

Como mujer, puedo decir que pocas veces he visto a miles de mujeres ponerse de acuerdo. Normalmente, con tres damas en una charla, es casi imposible llegar a algo –y lo digo por experiencia- y por primera vez en una situación social tan importante, dudé en lo que debía hacer. Desaparecer de mis deberes o hacerme presente manifestándome de otra manera.

En fin, yo no soy la protagonista de esta historia, sino amigas, conocidas y mujeres en general que al charlar con ellas me enteraba de cada cosa que eso sí que amerita ser compartido.

En una junta de maestras que tuve antes del lunes 9 de marzo, donde van maestras de diferentes escuelas, tuvimos una enriquecedora retroalimentación que algunas veces se nos hacía un nudo en la garganta, otras tantas reíamos y algunas otras, nos indignábamos por la falta de sensibilidad, compromiso, sentido común y empatía que los compañeros hombres tenían hacia un movimiento que por fin hizo ruido, para bien o para mal.

El mediocre «apoyo» para la mujer

Al llegar a una de las maestras, al preguntarle si iba a asistir al tan mentado lunes, nos dijo que su directora iba a faltar, y las demás directoras y subdirectoras, esto según ellas, para poner el ejemplo.

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Y no solo eso, sino que se atrevieron a decir que no estaban seguras de que la escuela iba a poder ser guiada sin ellas… o sea, sí somos importantes, pero NADIE –sea hombre o mujer- es imprescindible en un empleo y eso también lo digo por experiencia propia, ni aún siendo vicepresidente de una compañía transnacional… mucho menos una escuelita de una localidad de un país “en vías de desarrollo”…

En fin, ahí empezó a erizarse mi cabeza pero luego le siguió el resto del cuerpo cuando nos siguió narrando que además de ese gran ejemplo, antes les había pedido a todas las docentes mujeres que por favor hicieran un programa de actividades para que los inúti… digo, para que los hombres profesores que sí iban a ir a trabajar –maestros de educación física, cómputo y laboratorios- supieran lo que iban a hacer.

¿Qué no se supone que el día sin mujeres implicaba justamente eso? Los hombres tenían que resolver lo que fuera en nombre de las mujeres, ¿no?

El mediocre «apoyo» para la mujer

PANORAMA GENERAL

Fuera de esa junta laboral, también encontré muchos establecimientos con letreros diciendo que “como nosotros sí valoramos y sabemos que sin las mujeres no somos nada, esta sucursal NO abrirá sus puertas el día lunes”… así de fácil…

Si de 20 empleados en esa sucursal, cinco eran hombres, ¡con eso bastaba! ¡Háganse ustedes bolas!, total, los clientes, usuarios, cuentahabientes y demás, iban a ser solo hombres; así que ¿cuál iba a ser el problema?

Pero no… como siempre, se van por el camino fácil para no tener que lidiar con lo que las mujeres trabajadoras tienen que lidiar ¡TODOS LOS DÍAS!

Por fin, el día llegó. Me di una vuelta por la ciudad antes de llegar VOLUNTARIAMENTE a mi trabajo, eso sí, ataviada con una hermosa blusa color morada en símbolo de solidaridad, empatía y compromiso para con mi género. Era desolador el panorama, la señora de los jugos no se puso. Ahí estaba su lugar y sentí tristeza. Más adelante, la dueña del restaurante tampoco había abierto, me dio un poco de risa ver a dos hombres fuera de local hablando por teléfono y viendo incrédulos que permanecería cerrado ese restaurante por ese día. El mundo se les había acabado, ¿qué iban a desayunar?

El mediocre «apoyo» para la mujer

En mi trayecto sentí rabia, tristeza, desolación e impotencia, pues también he sido víctima de abusos del género opuesto, en mi vida social y laboral… pensaba que si acaso alguna mujer estaba completamente a salvo de alguna mala experiencia y lloré más al responderme a mí misma que no era posible, al menos una vez en nuestras vidas, alguien había abusado de nosotras de alguna manera…

Nueve niños habían llegado en total a la escuela, hicimos una actividad al inicio y me di cuenta que ni los mismos esposos de las señoras que habían decidido mandar a sus hijos a la escuela habían comprendido de qué se trataba ese día, pues al preguntarles quién les había hecho el desayuno, quién los había peinado y llevado a la escuela… la respuesta: su mamá.

Al final del día, la directora me agradeció el haber ido. Le comenté que había sido mi decisión y me dijo: “Tienes razón, aquí eres libre de ser quien eres, te honro por eso. En vez de tener un día sin mujeres, si de verdad quisieran valorarnos, deberían pagarnos el doble por lo menos este día”. Reímos y nos despedimos. ¿Pagarnos más? ¡ja! Prefieren no laborar ese día para “apoyarnos” antes que pagarnos más…

Es cierto, sin las mujeres los hombres no son nada pero nosotros tampoco somos nada sin los hombres. El punto es, si no hay valores, educación, respeto, tolerancia hacia ambos géneros, seremos una especie en peligro de extinción, siendo nosotros mismos nuestros depredadores…

El mediocre «apoyo» para la mujer

Fotos: Cortesía Pioneros de Quintana Roo

Esta noticia fue modificada el 25 marzo, 2020 9:22 am

Alma Conde

Locutora, productora y escritora con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y medios impresos.

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Alma Conde