Si uno de tus propósitos de Año Nuevo fue hacer todo conforme a la Ley y no lo has conseguido, quizá es porque no ha estado a tu alcance serlo. Quizá has sido obligado a corromper la ley por el mismo sistema que las creó. ¿El sistema o las personas que manejan el sistema?
Hace algunos años, una amiga muy querida tenía el deseo de ser madre y a pesar de que ella podía tener hijos, decidió adoptar, simplemente porque pensaba en los niños que crecen sin amor. Ella quería amar a uno así.
Empezó los trámites y a buscar a la madre que quisiera dar en adopción a su bebé. Finalmente, la encontró y el mismo día que ella dio a luz, le entregó el bebé a mi amiga. Después de eso, iniciaría un calvario para hacerla oficialmente su hija. Tuvo suerte, pues la madre se la cedió desde el día uno. Sin embargo, existen muchos casos en los que los niños no son entregados hasta que el certificado es entregado.
En algún momento del proceso, el psicólogo que tenía el caso de mi amiga, le daba largas para entregarle el papeleo. Primero decía que ella trabajaba y parecía descuidar a la niña y después, tuvo el infortunio de perder a su madre, así que estaba pasando por un proceso muy doloroso y el especialista le insinuaba que no estaba bien psicológicamente como para atender a una criatura.
Y así como ella, he tenido varias amistades y familiares que han pasado por algo similar, incluso un par de parejas, no lograron adoptar, porque eran demasiados trámites tan engorrosos que se les pasó el tiempo –más de siete años- y por la edad, perdieron la posibilidad de tener hijos.
Así como en estos casos, predomina la insensibilidad y falta de empatía, también hay casos en los que predomina el reto a la impaciencia y uno termina aceptando y “pagando un poco más” para que se agilicen sus trámites.
LOS ENGORROSOS TRÁMITES
Y a veces se vuelve tan absurdo, como cuando un amigo me platicaba que él trabajaba en un restaurante-bar, al parecer se había vencido el permiso de la venta de alcohol y para hacer el trámite más engorroso, iban y venían requisitos que tardaban el proceso semanas y hasta meses.
Como el fuerte era la bebida de alcohol junto con los alimentos, los comensales empezaban a quejarse de que no les podían servir alcohol y como el cliente siempre tiene la razón, decidieron servirles alcohol. Y por supuesto, algún “inspector misterioso” se enteró y les clausuró el restaurante.
El dueño alegaba que él ya había iniciado el trámite para renovar la licencia pero ya habían pasado tantos meses y tantas “sugerencias de agilizar el trámite”, que el tiempo le ganó… y al final, se vio obligado a “agilizar el trámite”.
Aquí entre nos, la sociedad termina corrompiendo las leyes –en muchos casos- por culpa de la burocracia y por las mismas personas que crean el sistema y tienen la sartén por el mango.
¿Con qué calidad moral nos pide –el sistema- evitar las “mordidas”, si son ellos mismos los que obligan a la sociedad a caer en ello? Al parecer el oportunismo es algo que caracteriza a nuestra sociedad y terminamos diciendo “si ellos lo hacen, ¿por qué yo no?”.
Es un círculo vicioso que parece no tener fin A MENOS que de verdad todos queramos cambiar en serio. Simplemente empieza por ti.
Esta noticia fue modificada el 19 abril, 2019 4:37 pm