Parvada Estrategias Comunitarias, una organización no gubernamental, realizó un experimento social que prueba las condiciones de explotación que prevalecen para trabajadoras del hogar, comprobaron que aún existen empleadores dispuestos a contratarlas bajo esquemas de explotación laboral.
Como parte del ejercicio, en febrero y marzo se difundió publicidad de una supuesta agencia de contratación en Guadalajara y Zapopan, que ofrecía servicios de limpieza por 150 pesos diarios sin pagos extra y ofreciendo el “beneficio” de que no era necesario alimentar a la trabajadora.
97% de las llamadas recibidas para pedir informes provenían de colonias de clase media o alta. En las llamadas les explicaban que la agencia se quedaba con 60% del salario, lo cual no generaba conflictos en los interesados, incluso si eso suponía que sus empleadas ganaran sólo 60 pesos diarios. Sólo 4% reconoció que se trataba de explotación laboral.
“Resulta fácil pensar que la explotación laboral sucede siempre en otro lado y no entre quienes consideramos cercanos. La realidad es que las personas a nuestro alrededor -amigos, familiares, colegas- pueden ser parte de esto”, señala el informe Se busca Muchacha, la normalización de la explotación en el trabajo del hogar.
Parvada detectó que existen tres tipos de empleadores de trabajadoras domésticas: 1) Quienes no tienen ingresos suficientes para remunerar adecuadamente a las trabajadoras 2) Quienes quieren pagar lo justo y tienen medios para hacerlo, y 3) quienes no están interesados en pagar un salario justo incluso si pueden hacerlo.
La mayoría de las llamadas correspondieron al tercer perfil.
Entre las prácticas de discriminación más arraigadas se detectaron:
La discriminación nominal: la mayoría de quienes pidieron informes se referían con términos que infantilizan a las mujeres como “muchachas”, “señorita”, el informe destaca que estas expresiones no denotan una relación laboral.
Discriminación en prácticas alimentarias: A quienes llamaban se les sugería “usted no está obligado a darles de comer” o “puede darles algo que les sobre”. Sólo 4 personas objetaron la propuesta, mientras que el resto asentía y un par de interesados pidieron que eso estuviera por escrito en un contrato.
El informe del ejercicio destaca que los patrones que tienen los medios para pagar salarios justos y no lo hacen son responsables directos de prácticas de explotación.
“Si la gente está dispuesta a alimentar con sobras a las trabajadoras y pagarles menos de un salario mínimo ¿estamos listos para esperar que cubran una cuota obrero patronal?”, la pregunta todavía queda en el aire.
El programa para empadronar a las empleadas domésticas en el Seguro Social para poder recibir atención en el IMSS ya se encuentra activo, encuentra más información dando click aquí.