Rodrigo Aréchiga Gamboa, alias “El Chino” Ántrax, escapó hace poco más de 10 días de la prisión domiciliaria en la que se encontraba en San Diego, California.
A la luz de los hechos, su opción fue volver a su terruño, pero solo fue para encontrar la muerte. “El Chino” Ántrax tenía cuentas pendientes con el Cártel de Sinaloa, el mismo que lo llevó de un humilde taquero, a un estrafalario sicario que presumía su opulento estilo de vida en redes sociales junto a personajes famosos como Paris Hilton.
Aréchiga Gamboa cooperó con las autoridades estadounidenses para reducir su condena y purgar cinco años en libertad condicional. A cambio otorgó información de la organización encabezada por Ismael “El Mayo” Zambada. En 2014, “El Chino” Ántrax fue extraditado a Estados Unidos. Río Doce publicó hace cinco años parte del acuerdo que logró el sicario tras declararse culpable.
“El acusado, Aréchiga Gamboa, admite que él, junto con otros miembros del cártel, se encargaban de trasladar grandes cantidades de cocaína y mariguana”, se lee en el acuerdo 13-CR-4517-DMS en poder del Departamento de Justicia de Estados Unidos (USDOJ).
El sicario que se valió de su buena relación con un hijo del “Mayo” Zambada para escalar posiciones en el cártel, accedió a ceder un millón de dólares en bienes inmuebles y efectivo como parte del acuerdo. También colaboró para identificar las rutas de trasiego de la organización que logró su máximo apogeo bajo las órdenes de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Otro de los puntos que resalta el expediente es que “El Chino” Ántrax había accedido a carearse con otros integrantes de alto perfil del Cártel de Sinaloa que se encontraban prófugos y confirmó que tenía conocimiento de que la organización usaba la violencia para mantener a raya a grupos rivales.
La cooperación de “El Chino Ántrax” con las autoridades de los Estados Unidos, lo puso en la lista cada vez más amplia, de los narcosoplones, algo que seguramente el pasado viernes pagó con la vida.
La imagen de Genaro García Luna encadenado y vestido en un overol naranja (el uniforme de los presos en Estados Unidos) ante el juez federal David Horan en su segunda audiencia en una Corte de Texas, en donde aceptó ser trasladado a Nueva York, dista mucho de la estampa que presentaba el llamado “Súper Policía” durante el sexenio del ex presidente Felipe Calderón.
Ahora la fiscalía neoyorquina espera juzgarlo en la corte federal de Brooklyn, donde el juez Brian Cogan sentenció a Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien purga una condena a cadena perpetua en una cárcel de máxima seguridad.
El traslado de García Luna a la ciudad de los rascacielos, abre la puerta a que el ex funcionario más poderoso en el gobierno de Calderón Hinojosa se declare culpable o inocente.
En caso de que opte por esto último se iría a juicio y entonces cabe la posibilidad de que García Luna negocie su condena a cambio de revelar los nombres de otros funcionarios mexicanos que podrían estar relacionados con el narcotráfico.
Algunos de los narcotraficantes mexicanos más poderosos que han sido extraditados a la Unión Americana, han optado por ser testigos protegidos a cambio de obtener alguna reducción en sus condenas
En la lista de estos “soplones” se encuentran Vicente Zambada Niebla “El Vicentillo” (hijo de Ismael “El Mayo” Zambada, Jesús “El Rey” Zambada, Edgar Valdez Villarreal “La Barbie”, Sergio Villarreal Barragán alias “El Grande”, así como los mellizos Pedro y Margarito Flores, quienes traicionaron a “El Chapo” Guzmán.
El hijo de “El Mayo” Zambada fue detenido el 19 de marzo de 2009 en las Lomas de Chapultepec, una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de México y casi un año después (en febrero de 2010) fue extraditado a los Estados Unidos, acusado de delitos relacionados con el narcotráfico.
El gobierno de aquel país solicitaba la cadena perpetua para el acusado, pero “El Vicentillo” supo negociar: ofreció detalles y nombres de los principales narcotraficantes mexicanos, a cambio de una reducción de su condena.
Durante meses, Zambada Niebla habló con las autoridades estadounidenses en un total de más de 100 interrogatorios. Su cooperación permitió emitir solicitudes de intervenciones telefónicas y otras acciones policiales.
El hijo de “El Mayo” se convirtió en uno de los testigos clave en el juicio en contra de Joaquín “El Chapo” Guzmán, en donde dio detalles de los crímenes cometidos por el que fuera líder del Cártel de Sinaloa, su escape del penal de Puente Grande escondido en un carrito de lavandería, así como los sobornos millonarios que la organización criminal dio a funcionarios mexicanos.
Días antes de que comenzara el llamado “juicio del siglo”, Zambada Niebla se declaró culpable de dos delitos de conspiración e importación y distribución de miles de kilos de cocaína en Estados Unidos, usando todo tipo de vehículos, desde submarinos hasta aviones jumbo.
Luego de sus testimonios y de permanecer 10 años en una cárcel de máxima seguridad en la unión americana, el pasado mes de mayo “El Vicentillo” fue sentenciado a 15 años de prisión, pero sólo cumplirá dos o tres años de esa condena, pues se le descontará el tiempo que ya ha estado encarcelado.
La Fiscalía consideró que sus declaraciones fueron de “una ayuda inestimable” para acusar y detener a “docenas de altos mandos y centenares de asociados” del Cártel de Sinaloa y de los Beltrán Leyva.
Entre los casos en los que ayudó están no sólo el del “Chapo”, sino también a la redacción de la acusación contra Dámaso López Núñez, “El Licenciado”, socio principal de Guzmán Loera y sentenciado a cadena perpetua en una corte de Virginia.
De acuerdo con la periodista Anabel Hernández, Vicente Zambada Niebla, le reveló la forma en la que operaba la Policía Federal, que dependía de la Secretaría de Seguridad Pública, cuyo titular era García Luna.
Según lo relatado por “El Vicentillo” y que quedó plasmado en el libro “El Traidor”, Genaro García Luna convirtió a muchos de los policías federales en gatilleros al servicio de “El Mayo” y “El Chapo”. Pero también comenzaron a comprarle droga, por lo que los uniformados se convirtieron en traficantes e incluso secuestradores.
En noviembre de 2018, Jesús “El Rey” Zambada, identificado como ex jefe de operaciones del Cártel de Sinaloa y hermano de Ismael “El Mayo” Zambada, testificó bajo juramento en el juicio en contra de Joaquín “El Chapo” Guzmán, que a comienzos de la década del 2000 –durante el Gobierno de Vicente Fox– personalmente gastó 300 mil dólares (USD) al mes sobornando a militares y funcionarios de México.
“El Rey” Zambada aseguró que el dinero fue a parar a manos de funcionarios a nivel estatal y federal, así como para la policía internacional, la Interpol, para dar protección y dejar pasar los cargamentos de droga por parte de “El Chapo” Guzmán y “El Mayo” Zambada.
El hermano de “El Mayo”, aseguró que él entregó tres millones de dólares a funcionarios del Gobierno de Fox, a través del entonces, titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), Genaro García Luna, para que se nombrara a Norberto Vigueras Beltrán como jefe regional de la AFI en Culiacán, Sinaloa, quien ya estaba “comprado”.
El caso se remite a enero de 2001, cuando Joaquín Guzmán escapó del penal de Puente Grande, en Jalisco. Desde ese entonces, se hicieron señalamientos en contra del gobierno de Fox que aludían a complicidades para permitir la fuga. Fox Quesada negó todas las acusaciones.
Edgar Valdez Villarreal fue jefe de sicarios del Cártel de Sinaloa, así como un alto mando del cártel de los hermanos Beltrán Leyva. Nació en Laredo Texas (también tiene la nacionalidad mexicana) y desde muy joven se unió al cartel de “El Chapo” Guzmán, donde sobresalió por su capacidad para negociar y corromper a las autoridades.
Fue detenido el 30 de agosto de 2010 cerca de Ciudad de México y cinco años más tarde fue extraditado a Estados Unidos en donde el gobierno lo acusó de haber inundado las ciudades de Memphis y Atlanta con 12 toneladas de cocaína en sólo dos años.
Antes de ser enviado a la unión americana, en el año 2012, “La Barbie” envió una carta al diario mexicano Reforma en la que acusó a Felipe Calderón y a su ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, de tener vínculos y recibir dinero del narcotráfico.
“La Barbie” denunció a Calderón Hinojosa por perseguirlo políticamente, debido a que, aseguró, se negó a ser parte del trato que el ex mandatario quería hacer con los grupos de delincuencia organizada.
En la misiva, el narcotraficante aseguró que Calderón Hinojosa realizó varias juntas personalmente para tener pláticas con grupos de delincuencia organizada, con personajes como Heriberto Lazcano, Miguel Ángel Treviño, Arturo Beltrán Leyva y “El Chapo” Guzmán.
Una vez en Estados Unidos, la Fiscalía solicitó una condena de 55 años por sus crímenes, pero “La Barbie” negoció su condena al colaborar dando información sensible que llevó a descifrar la disputa entre los capos mexicanos. Incluso, se habló de la posibilidad de ser testigo en el juicio en contra de Joaquín “El Chapo” Guzmán, pero esto no sucedió.
En enero de 2016 “La Barbie” se declaró culpable de los delitos de tráfico de cocaína y lavado de dinero y logró que la Fiscalía le tuviera piedad al considerar que la condena solicitada no era necesaria debido a que consideró, que una vez que saliera de prisión, el acusado sería “incapaz de volver a hacer daño”. Al final le redujeron su condena en 6 años, por lo que pasará en la cárcel 49 años y un mes.
Sergio Villarreal Barragán alias “El Grande”, era un poderoso lugarteniente del Cártel de los hermanos Beltrán Leyva cuando fue detenido en septiembre de 2010 en Puebla por elementos de la Marina. Estaba considerado por las autoridades como uno de los jefes sicarios del extinto capo Arturo Beltrán Leyva, alias “El Barbas”, por lo que se encontraba al mismo nivel que Edgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, cuando ambos trabajaban para el también llamado “Jefe de Jefes”.
Sin embargo, tras la muerte de Arturo Beltrán y la escisión del Cártel de los Beltrán Leyva se convirtió en el principal enemigo de “La Barbie”, por considerar que fue el propio Valdez Villarreal quien aportó los datos que permitieron a la Secretaría de Marina montar el operativo que desembocó en su muerte el 16 de diciembre del 2009 en Cuernavaca, Morelos.
Luego de ser capturado, Villarreal Barragán fue extraditado a los Estados Unidos en donde se convirtió en testigo protegido, a cambio de que se le redujera su condena.
“El Grande” detalló las operaciones de los cárteles mexicanos y rindió su testimonio durante el juicio que se desarrolló en la Corte de Distrito Norte de Chicago, Illinois en contra del ex comandante de la Policía Federal, Iván Reyes Arzate, arrestado por las autoridades de Estados Unidos en abril de 2017 acusado de colaborar con el Cártel de Sinaloa y los Beltrán Leyva.
De acuerdo con la periodista Anabel Hernández, quien tuvo acceso a las declaraciones de “El Grande”, el narcotraficante reveló que Genaro García Luna y su “compadre” Luis Cárdenas Palomino, colaboraban para el Cártel de Sinaloa y los Beltrán Leyva cuando ambos estaban en la Secretaría de Seguridad Pública Federal durante el sexenio de Felipe Calderón.
Describió los encuentros entre Luis Cárdenas Palomino con Arturo Beltrán Leyva, cuando el primero era Coordinador de la División de Seguridad Regional de la SSP y García Luna era el secretario.
En el juicio en contra de Iván Reyes Arzate, Sergio Villarreal Barragán aseguró que también conocía a Ramón Pequeño García, quien también formaba parte del equipo más cercano de García Luna desde la Agencia Federal de Investigaciones en el sexenio de Vicente Fox. Sin embargo, Anabel Hernández no dio a conocer más información al respecto.
De acuerdo con versiones periodísticas, “El Grande” fue puesto en libertad hace unos días.
Los mellizos nacieron en Estados Unidos y se criaron en La Villita, el barrio mexicano más grande de Chicago. De acuerdo con el diario Chicago Tribune, ambos estuvieron en contacto con el mundo de las drogas desde niños, ya que su padre era traficante en la década de los 90.
En 2005, conocieron en persona a Joaquín “El Chapo” Guzmán en una de las guaridas del capo en las montañas de Sinaloa, donde llegaron a un acuerdo que le llevaría millones de dólares al Cártel de Sinaloa.
Desde sus cuarteles en Chicago (lugar que fue apodado como la “pequeña Sinaloa”) llegaron a mover hasta 2.000 kilogramos de cocaína al mes en distintas ciudades de Estados Unidos.
Documentos de la DEA citados por medios norteamericanos indican que de 2005 a 2008 los Flores recibieron al menos 38 toneladas de cocaína, lo cual generó hasta 800 millones de dólares para el Cártel de Sinaloa.
El negocio creció tanto, que los Flores distribuían la droga de costa a costa de Norteamérica, desde Nueva York, Washington, Filadelfia, Detroit hasta Los Ángeles e incluso, hasta Vancouver, en Canadá.
Debido a su gran capacidad operativa, los mellizos eran buscados por las autoridades de aquel país, por lo que en 2008 se entregaron a las autoridades estadounidenses para ser procesados por narcotráfico y se convirtieron en informantes de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés). Como parte de su acuerdo, lograron reunir unas 70 conversaciones grabadas con narcos de México.
En 2015, los mellizos mexicanos fueron sentenciados a 14 años de prisión por traficar droga del Cártel de Sinaloa, pero en 2018, uno de ellos, Pedro, fue llamado como testigo en el juicio en contra de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera.
Durante su testimonio fue presentada una de las llamadas era entre “El Chapo” Guzmán y un narcotraficante colombiano. El audio se convirtió en una de las pruebas más contundentes en contra de Guzmán Loera.
Pese a la cooperación de los hermanos Flores, un juez consideró que debido a que su sentencia no era tan larga (14 años), les negaría la disminución de la pena por lo que continúan presos.
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