Desireé desempeña una profesión que requiere templanza, aprendizaje y actualización continuos porque de sus habilidades y conocimientos puede depender la vida de personas, es Mujer paramédico.
Desireé Sarahí Ortiz Zaldo es paramédico de Life Ambulancias, actividad en la que comenzó en la Cruz Roja de Coatzacoalcos y Córdova y retomó en Cancún, donde lleva viviendo apenas nueve meses, luego de trabajar por un breve periodo en obras, en el área de medicina laboral.
Por ser mujer, desempeñarme como paramédico es algo especial, significativo, una responsabilidad muy grande. Es un reto porque debo esforzarme más y dar lo mejor para evitar que me consideren débil por el solo hecho de ser mujer, apunta.
Como paramédico todos los días enfrenta retos muy grandes, señala. Trabajar con personas te obliga a esforzarte porque las personas tienen sentimientos y los errores cuestan caros.
En ese sentido, reitera que siempre hay que estar preparándose, ser objetiva, emocionalmente estable, tener cuidado en el manejo de las personas y tratar siempre de establecer empatía.
Además, destaca la necesidad de trabajar en equipo y prepararse para darlo todo, pues normalmente trabaja sólo con un compañero, que es el conductor de la ambulancia, y hay pacientes que requieren más, tanto física como académicamente.
Me han tocado servicios muy difíciles, que requieren más personas, con pacientes en paro cardiorrespiratorio que exigen a los paramédicos, mujeres y hombres, todo su potencial, experiencia y conocimientos, apunta.
Mi jornada diaria empieza temprano, explica. Desayuno en casa y vengo al trabajo, donde empezamos con una actividad muy importante: una reunión en la que todos los compañeros hablamos sobre los problemas de la jornada pasada, lo que hace falta y exponemos observaciones.
Posteriormente, junto con el operador, recibe el equipo de comunicación y la ambulancia, la cual debe revisar para constatar que todo esté en orden, que funciona y que no falta nada.
Abordamos la ambulancia y nos envían de cobertura a la zona hotelera o a la carretera, donde empieza la espera. Hay días muy movidos, cansados, con servicios continuos, pero otros en los que tenemos oportunidad de platicar y relajarnos, prosigue.
Desireé Sarahí comenta que luego de los servicios y de entregar al paciente en el hospital, normalmente acomodan las ambulancias, las surten y dejan listas para el siguiente turno. Además, deben entregar el equipo de comunicación y hojas médicas.
Aspiro a ser una persona en un continuo proceso de aprendizaje de mis compañeros y a la continua actualización en medicina prehospitalaria para ser mejor cada día. Afortunadamente, siempre que he requerido apoyo de mis jefes o compañeros me lo han brindado, subraya.
Siempre es agradable, al final del servicio, darte cuenta de que le diste al paciente todo lo que sabes y que tus compañeros te apoyaron e hicieron equipo contigo para cumplir ese propósito, indica.
Esta noticia fue modificada el 8 marzo, 2019 1:42 pm