Sin importar la causa que enarbolen: ecología, defensa del trabajo, derechos sexuales o lucha contra el feminicidio o lo que es peor aún sin motivo, las mujeres en México tienen un rasgo fatal en común… son amenazadas de muerte, desaparecidas, exiliadas e incluso asesinadas por el solo hecho de serlo.
La integridad física y moral de las mujeres está en constante peligro y se agrava con el clima de impunidad y corrupción que ha imperado en nuestro país, al menos en los últimos 20 años.
Dos décadas de violaciones, abusos sexuales, desapariciones, feminicidios y homicidios, es el saldo con miles de víctimas niñas y adolescentes en los últimos años. La problemática ha sido alertada en el mismo curso de tiempo por organizaciones civiles, quienes han denunciado que la intención de dependencias de todos los estados y niveles de poder por crear una estrategia que frene la problemática sigue siendo nula.
Con la primera década del siglo XXI, se abrió el debate ante el incremento de los crímenes contra las mujeres, tipificar o no el feminicidio como un nuevo delito penal en México se convirtió en el dilema a resolver.
El debate fue bajo dos preceptos: uno, señalar la condición de género como un agravante en un homicidio, y dos, tipificar el feminicidio, la cual se convirtió en una medida urgente para efecto de una debida investigación y sanción de los responsables. Pese a que el término “feminicidio” ya estaba presente en la legislación de países como Guatemala y Costa Rica, los resultados no eran muy positivos; sin embargo, se aprobó.
De acuerdo con el estudio nacional sobre las fuentes, orígenes y factores que producen y reproducen la violencia contra las mujeres, de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la violencia contra las mujeres, tan solo entre 2001 y 2010, 14 mil 243 mujeres fueron asesinadas en nuestro país.
En esos nueve años, las tasas de mortalidad femenina crecieron casi al doble: de 2.6 a 4.5 por cada 100 mil mujeres. El recuento fue de la siguiente manera: en 2001, 1,391; 2002, 1,332; 2003, 1,363; 2004, 1,257; 2005, 1,343; 2006, 1,344; 2007, 1,119; 2008, 1,465; 2009, 1,968 y 2010, 1,661.
Un parteaguas en el crecimiento de la embestida feminicida se dio entre los años 2008 a 2010, cuando se cometieron cinco mil 94 crímenes en contra de las mujeres, que representan el 39.38 por ciento de los registrados en la década sangrienta de 2001 a 2010.
Asimismo, la tasa de homicidios dolosos de mujeres para 2010, superó el promedio global reportado para el Continente Americano que fue de cuatro e implicó un retroceso de 14 años para el país, puesto que desde 1996 no se observaban tasas similares.
Las zonas Noreste y Noroeste de México reportaron el mayor incremento de asesinatos violentos de mujeres. En la primera, la tasa de mortalidad calculada por cada 100 mil mujeres aumentó en 514 por ciento (de 2.2 a 11.3); en la segunda, en 283 por ciento (de 2.3 a 6.5).
Un estallido impresionante se registró en el estado de Chihuahua, donde se registró el 45 por ciento de las muertes por homicidio en mujeres. Como consecuencia del “fenómeno contagio”, 10 entidades concentraron el 80 por ciento de los hot-spots (grupos de municipios contiguos geográficamente que registran una tasa de crecimiento de homicidios): Estado de México, Guerrero, Chihuahua, Michoacán, Ciudad de México, Oaxaca, Chiapas, Sinaloa, Durango y Sonora. Destacan el Estado de México y Guerrero, que en conjunto acumularon el 45 por ciento.
Un estudio reciente de la coalición de 75 organizaciones civiles que conforman la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), alerta sobre el crecimiento de la violencia feminicida, sobre todo en los últimos cuatro años.
Advierte que el feminicidio de la pequeña Fátima, en la Ciudad de México, da cuenta de la violencia que desde hace años afecta a niñas y adolescentes de todo el país, pues en los últimos años se registraron cientos de víctimas menores de edad de delitos como violaciones, abusos sexuales, desapariciones y homicidios, incluso en el último año los feminicidios contra dicho sector de la población aumentaron, ahora se estima que en promedio se cometen ocho cada mes.
En ese contexto, la violencia feminicida ha crecido. De 2015 a 2019 dejó a 356 víctimas menores de edad, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNP).
El 2019 cerró como el más violento para dicho sector de la población en los últimos cinco años, pues el SESNP registró 98 feminicidios, en promedio ocho casos al mes, lo que lo convirtió en “el peor año en la historia reciente para la vida de las niñas y adolescentes”, de acuerdo con la Redim.
Ese año, la organización detectó un crecimiento de 11.4 por ciento respecto al 2018, cuando se registraron 88 de esos delitos, es decir, 7.3 feminicidios cada mes.
El Estado de México, Veracruz, Jalisco y Chiapas fueron las entidades más violentas para niñas y adolescentes de 2015 a 2019, pues concentraron la mayor cantidad de feminicidios con 63, 37, 27, y 23 casos, respectivamente, informó la Redim y abundó que a nivel nacional, 16 por ciento de los crímenes se cometieron con arma blanca; 14 por ciento con arma de fuego; 65 por ciento se cometen “con otro elemento o con otros medios”, mientras que en el cinco por ciento no se especifica el medio.
El último caso que indignó a decenas de mujeres fue el de Fátima, víctima de secuestro y feminicidio. La niña de 7 años fue reportada como desaparecida el pasado 11 de febrero. Su madre pasaría por ella esa tarde en la primaria “Enrique C. Rebsamen”, de la alcaldía Xochimilco, pero no la encontró. Seis días después, la Fiscalía General de Justicia capitalina (FGJ-CdMx) informó que su cuerpo fue hallado dentro de una bolsa de plástico con signos de violencia sexual.
Esa tarde, niñas, niños, jóvenes y habitantes de Santiago Tulyehualco se reunieron en la casa de Fátima para celebrar una misa y acompañar a sus familiares al panteón del poblado donde la despidieron entre consignas y cartulinas en las que se leía la exigencia de justicia.
Durante la administración de Roberto Borge Ángulo (2011-2016), la palabra feminicidio estaba prohibida; su mandato se convirtió en una de las más cuestionadas por las organizaciones defensoras de los derechos humanos.
En un mes se registraron al menos siete feminicidios en la entidad. El cuerpo de la primera víctima fue encontrado el domingo 18 de octubre de 2015, en el fraccionamiento Puertas del Mar, en la Región 251 en Cancún. La joven se encontraba desnuda, con el rostro destrozado por los golpes.
La Procuraduría General de Justicia del Estado identificó a la víctima como Rebeca Rivera Neri, de 24 años de edad, originaria de Veracruz. Según la necropsia, la mujer fue estrangulada por sus victimarios.
La segunda mujer asesinada fue María Karen Carrasco Castilla, estudiante de la Universidad del Caribe, joven que fue violada y asesinada el martes 27 de octubre, en un lote baldío del fraccionamiento La Guadalupana, en Cancún.
Luego del asesinato de la universitaria, el domingo 1 de noviembre, miles de personas se movilizaron para reclamar más seguridad al Gobierno del priista Roberto Borge y exigieron se declarara alerta de género en Cancún ante los continuos feminicidios, apremio que el gobernador nunca escuchó.
Tan solo unas horas después, el lunes 2 de noviembre, por la mañana, fue localizada una tercera mujer asesinada. El cuerpo fue hallado en el fraccionamiento Villas del Mar 3, en la Región 248.
El entonces Procurador del Estado, Carlos Arturo Álvarez, confirmó el homicidio de la mujer, a través de la estación de radio del Gobierno del estado, negándose a calificarlo como feminicidio, al igual que los anteriores.
Abril Alejandra López Valencia, la cuarta de las víctimas, fue hallada la tarde del martes 3 de noviembre, cerca del hotel Parnassus, ubicado en el kilómetro 17 de la Zona Hotelera.
A pesar del llamado de la sociedad civil a que se atienda el creciente problema de feminicidios en la entidad, Borge Angulo se justificó y desde Londres declaró: “Hay un par de casos que apuntan al tema pasional”.
El 6 de noviembre, se informó también del asesinato de Elsy del Rosario Sánchez Pist, una instructora de zumba, cuyo cuerpo fue localizado al interior de su domicilio ubicado en el fraccionamiento Paseos Kabah, en Cancún.
La mujer presentaba signos de estrangulamiento y estaba desnuda sobre su cama. Con el asesinato de Sánchez Pist, sumaban ya el viernes cinco los feminicidios en menos de un mes, tan solo en Cancún.
Ese mismo día, la prensa local dio cuenta del hallazgo del cuerpo de una más con diversas puñaladas, en Playa del Carmen. El reporte policíaco señalaba que la mujer falleció debido a una hemorragia por las heridas que le fueron causadas con un arma blanca.
Días después, el 9 de noviembre, la Secretaría Estatal de Seguridad Pública (SESP) informó del asesinato de otra mujer en Quintana Roo, ahora en Chetumal. A través de un comunicado, el Gobierno de Quintana Roo informó que policías estatales y municipales lograron aprehender a Jaime Abraham May Alfaro, quien golpeó y mató a su esposa, Yolanda Sánchez Pérez.
El Gobierno de Roberto Borge agregó sobre el asesinato: “Fue un solo lamentable caso derivado de violencia familiar”.
Incluso, precisó, que “el marido agresor tenía antecedentes de violencia contra su esposa a la que golpeó y mató”.
De acuerdo con organizaciones, aquel 2015 se registraron al menos 14 mujeres asesinadas en Quintana Roo; sin embargo, la administración de Borge Angulo negó siempre el auge de feminicidios en la entidad.
Hay significativos avances en la lucha de las mujeres en la vida pública, como por ejemplo, a nivel federal, en mayo de 2019, se aprobó de forma unánime el dictamen de Reforma Constitucional en materia de paridad de género, que consolida una verdadera democracia representativa, participativa, incluyente y plural.
Un momento histórico en el que los puestos de toma de decisión serán ocupados 50 por ciento por mujeres y 50 por ciento por hombres en los tres poderes del Estado, en los tres niveles de Gobierno, en los organismos autónomos, en las candidaturas de los partidos políticos a cargos de elección popular, así como en las postulaciones de representantes ante los ayuntamientos en los municipios con población indígena.
Asimismo, en Quintana Roo fue aprobada por unanimidad dicha Ley de Paridad de Género, propuesta por la estudiante de medicina en la Universidad de Quintana Roo (Uqroo), Susana Daniela Juárez Sánchez, dicha reforma deberá garantizar que en puestos públicos haya paridad en el número de hombres y mujeres.
Por otra parte, a nivel federal se ha conseguido que las trabajadoras del hogar sean registradas en Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con lo que podrán acceder a servicio médico y en un futuro a una pensión para su retiro, logros a los que no tenían derecho y siempre fueron desconocidos.
Otro de los logros obtenidos a nivel estatal es que el Pleno Legislativo aprobó instituir la celebración del Parlamento de Mujeres de Quintana Roo, como un espacio de participación a su favor que permite empoderarlas y solucionar las problemáticas que enfrentan.
De acuerdo con el dictamen aprobado, la celebración del Parlamento de Mujeres iniciará este 2020 y tendrá lugar la segunda semana del mes de marzo de cada año, previa expedición de la convocatoria que realice la Comisión para la Igualdad de Género de la Legislatura.
Este 2020, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer no será el mismo. Por primera vez, en las redes sociales, surgió un movimiento que convoca a este sector de la población a un paro nacional para el próximo 9 de marzo.
A raíz de los últimos casos de feminicidios de Ingrid y la niña Fátima, diversas organizaciones sociales, compañías y grupos empresariales, instancias de gobierno, artistas y universidades, se han sumado al paro nacional de mujeres convocado para un día después del Día Internacional de la Mujer.
El movimiento en contra de la violencia de género busca que mujeres de todas las edades y regiones, de todos los sectores económicos y sociales, suspendan cualquier actividad, que no produzcan ni consuman, que no asistan al trabajo o a la escuela ni salgan a la calle. La idea es que la ausencia de las mujeres se haga visible en la vida cotidiana.
Esta será una forma para exigir justicia y un alto total a las agresiones en contra de las mujeres, además buscarán ejemplificar y concientizar lo que pasaría si un día no existieran, tal y como ocurre con las víctimas de feminicidio.
El movimiento se promueve en las redes sociales con las etiquetas #UnDíaSinNosotras, #UnDíaSinMujeres y #NueveNingunaSeMueve para promover la invitación a las mujeres de México.
Esta noticia fue modificada el 4 marzo, 2020 5:41 pm