Considerada como una de las industrias más dañinas y contaminantes para el medio ambiente, la producción textil es responsable del 20 por ciento de las aguas residuales globales y del 10 por ciento de las emisiones globales de carbono, informó un reporte de la ONU.
Además la industria de la moda global también se ha visto afectada por el bienestar animal y problemas de derechos humanos en los procesos de fabricación de sus productos.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señaló en un reporte que dado que los consumidores exigen un cambio cada vez mayor, muchas empresas reconocen los problemas y parecen ansiosas por considerar la sostenibilidad como el nuevo «negocio».
Refirió que la tercera edición semestral del Kerenzerberg Future Forum for Sustainable and Ethical Fashion, reunió a más de 70 profesionales de la industria de la moda en Suiza para explorar formas de hacer que el comercio sea más sostenible.
«La belleza visible de la moda disfraza el impacto invisible que la industria tiene en el aire que respiramos. A partir del abastecimiento, hoy tenemos herramientas que pueden ayudarnos a rediseñar nuestros procesos para minimizar nuestra huella», dijo Coty Jeronimus, del laboratorio creativo Tasklab.
De acuerdo con las marcas, los productores, los fabricantes de textiles y los minoristas están buscando formas de limpiar su industria y reducir el impacto social, económico y ambiental negativo de la moda, anotó el PNUMA.
“Suiza es un líder mundial en el consumo de alimentos orgánicos y de comercio justo por habitante. También debería tomar la iniciativa en textiles sostenibles, no solo en el consumo por habitante, sino también en el cambio de la industria textil y de la confección a la sostenibilidad”, afirmó Tobias Meier, de ecos y MaxTex Switzerland.
Martine Nieuwenhuis, cofundador de Good Brand Guru, una red que permite el intercambio de conocimientos y la colaboración entre profesionales y empresas de moda sostenible, dijo: “hacer que la industria de la moda sea más sostenible es una responsabilidad conjunta”.
Para ello se “requiere tanto la resolución de las empresas individuales para comenzar a tomar medidas a su manera como una apertura para colaborar con el fin de enfrentar los complejos desafíos que enfrentamos juntos», destacó.
El PNUMA consideró que “para acelerar el movimiento de la industria hacia la sostenibilidad, un grupo de trabajo compuesto por nueve profesionales prominentes de la moda y la industria textil desarrolló una carta con 11 principios rectores que abordan temas sociales, ambientales y económicos”.
Refirió que durante sus deliberaciones, un tema común fue la necesidad de apertura, a fin de solicitar información a los socios, brindar transparencia y estar abierto a la mejora.
La denominada “Carta de Kerenzerberg” para textiles sostenibles se lanzó después de seis meses de trabajo y requiere que los líderes empresariales hagan preguntas, soliciten transparencia y busquen continuamente hacerlo mejor, apuntó el organismo de las Naciones Unidas.
Además “pide a las empresas que asuman la responsabilidad de sus trabajadores a lo largo de la cadena de suministro, garantizando condiciones de trabajo seguras, salarios justos y desarrollo de los trabajadores”.
También los “exhorta a asumir la responsabilidad de proteger el medio ambiente a través de tecnologías e innovación que combatan la contaminación del agua y el aire, eviten los productos químicos tóxicos, luchen por la diversidad de las materias primas y cuiden el bienestar animal”.