La historia detrás de El Cebiche de Cancún
A 24 años de distancia, el exalcalde de Benito Juárez (Cancún), Carlos Cardín Pérez, nos platica que cuando se desmanteló el antiguo Monumento a la Reunión Norte-Sur se pretendió colocar en su lugar la imagen del Padre del Mestizaje Mexicano, Gonzalo Guerrero.
ANTECEDENTES
Construido por la escultora neoyorkina Lorraine Pinto, e inaugurado en octubre de 1981, el Monumento a la Reunión Norte-Sur –dice Cardín– no solo era poco entendido por la gente, que lejos de ver una representación de la cultura maya vio un “enjambre de fierros oxidados”, y que además era costoso para su mantenimiento por haberse realizado con materiales inapropiados para una región generosa en salitre.
Mantener el monumento era oneroso para el Ayuntamiento de Benito Juárez (1993- 1995) y muy poco valorado por el pueblo que lo había bautizado con el nombre de “El Insectronic”, de tal forma que Carlos Cardín tomó la determinación de desmantelarlo el 12 de octubre de 1994, e inmediatamente se le vino la idea de que en ese crucero tan importante se levantara la imagen de Gonzalo Guerrero.
Según se desprende de la charla con el exalcalde, Lorraine Pinto se enteró que su trabajo había sido derruido, se le dio una explicación técnica y entonces, en acuerdo de ella con el gobernador Mario Villanueva, la autora logró presentar un nuevo proyecto utilizando la fibra de vidrio. En ese momento, el presidente de Cancún entendió que su idea de levantar un monumento a Gonzalo Guerrero había muerto.
En amena charla, el exmunícipe acepta haberle dicho al gobernador que la Comuna no tenía dinero para pagar la obra de Lorraine Pinto, un tanto a manera de pretexto, aunque por supuesto con una enorme dosis de realidad. Villanueva, entonces, ofreció que el Gobierno del Estado costearía la obra, mientras que al Ayuntamiento le correspondería pagar el montaje.
Cardín no recuerda con precisión las cantidades, pero asegura que Lorraine Pinto andaba cobrando por hacer el “Cebiche” –más o menos – unos 250 mil pesos. Supuso, entonces, que la instalación costaría mucho menos, pero se vino de espaldas cuando la artista dijo que por el montaje, es decir por colocar la obra, cobraría 500 mil… ¿Fue esto una venganza contra el alcalde de Cancún? Es obvio que las relaciones entre Lorraine Pinto y Carlos Cardín Pérez no eran de lo mejor. Iniciaron mal desde que se tomó la determinación de desaparecer el monumento a la Reunión Norte-Sur.
La escultora neoyorkina –dice Cardín– no mandó los planos y jamás mostró cómo debían colocarse las piezas. La obra llegó a Cancún y en cualquier momento tendrían que llamarle y pagarle 500 mil pesos para venir a montarlas, cosa que nunca ocurrió. Pero, ¿entonces?, si Lorraine Pinto no montó los caracoles, las estrellas y las conchas, ¿quién lo hizo? –le pregunto al exalcalde de Cancún.
Se dibuja en el contador Cardín una sonrisa, y aprovecho para advertirle que lo que me diga será publicado: no le importa, lo confiesa: “Sin que supiéramos realmente como iban, mandé a Raúl Castañón a que él las montara. Lo hicimos a como lo entendimos, pero NO le pagamos a Lorraine Pinto un solo peso del que nos pedía.
¿LA FUENTE DE LA PAZ?
El 20 de abril de 1995 –seis meses después de haber desmantelado el Monumento Norte-Sur– una gran multitud celebraba los 25 años de la fundación de la ciudad de Cancún. El alcalde Carlos Cardín Pérez, según recuerda Patricia Flores Morales, le había encargado a la Asociación de Relaciones Públicas varias actividades que concluían con el Desfile de los Estados sobre la avenida Tulum, y cuando estaban pasando por la glorieta ya podía verse la nueva obra de Lorraine Pinto, aunque montada al estilo Raúl Castañón.
Patricia Flores, encargada de las actividades, dice haber recibido un mensaje para que el desfile se detuviera justo en ese lugar. Esto no estaba contemplado en el programa, pues de acuerdo con los planes, la marcha debía concluir en Palacio Municipal. Minutos después llegarían a la glorieta el alcalde Carlos Cardín Pérez y el gobernador Mario Villanueva Madrid. Este último pronunció un emotivo discurso por el cumpleaños de Cancún y mencionó que aquella obra se llamaba “La fuente de la Paz” (¿?). Eso fue lo que escuchó Patricia Flores Morales.
Muchos años después, la propia Lorraine Pinto diría que el nombre era “Caracoles y Estrellas de Mar”, aunque no le disgustaba en lo absoluto el mote de “El Cebiche”.
Cardín, mientras tanto, sigue confesándose y dice sobre la fuente: “Pues antes no me gustaba, pero sí reconozco que está bonita, ahora sí me gusta”. El proyecto de instalar ahí a Gonzalo Guerrero fue guardado para mejor ocasión o quizá se desvió a Chetumal, pues justo un año después, el 25 de octubre de 1996, se inauguró en la capital del estado el monumento “Cuna del Mestizaje” de la escultora Rosa María Ponzanelli.