Decenas de familias del fraccionamiento Paseos del Mar, en la ciudad de Cancún, se encuentran en peligro latente, debido a que en la zona, en pleno estacionamiento del conjunto habitacional, se lleva a cabo la venta clandestina de combustible, mismo que es concurrido por choferes de las distintas empresas del transporte público.
Vecinos de Paseos del Mar evidenciaron en las redes sociales de Denuncia Ciudadana Turquesa la venta clandestina de combustible que se realiza en dicho fraccionamiento, ante el temor de que pueda ocurrir un desastre por mal manejo o en su defecto, almacenamiento de gasolina y diesel en las viviendas.
La vida de niños, jóvenes y adultos cancunenses se encuentra en peligro, pues las viviendas no están acondicionadas para el almacenamiento de bidones de gasolina o diesel.
De registrarse un incendio y en caso de que el combustible se almacene en una o varias viviendas del fraccionamiento, el siniestro puede magnificarse, debido a la explosión en cadena de los tanques de gas que se encuentran al interior de los departamentos, aunado a los vehículos que se encuentran en los estacionamientos.
“En reiteradas ocasiones hemos presenciado que el dueño de un departamento cada jueves, alrededor de las 9:30 de la noche, sale con bidones de combustible para realizar la venta a conductores del transporte público de Autocar, Maya Caribe o Turicún”, relatan a Denuncia Ciudadana vecinos aledaños al estacionamiento que se encuentra sobre la avenida Isla Haití, séptima privada Isla Galápagos.
LOS RIESGOS DE UN INCENDIO
Es común que al interior de un departamento se registren múltiples actividades que detonarían un incendio, como la colilla de un cigarro, la chispa de un cerrillo, al igual que la flama cercana de la estufa; al registrarse una explosión, todo sería peor si el tanque de gas explotara, acarreando graves consecuencias para los edificios de una zona habitacional.
De ser así, en el caso de Paseos del Mar, una explosión en la parte baja de estos condominios, comprometería la integridad física de las 12 familias que habitan en el inmueble, mismo que está integrado por tres niveles, en donde cada piso alberga cuatro departamentos.
Tomando como punto de referencia que cada departamento estaría habitado en promedio por cuatro personas, unas 50 personas o más por edificio, tendrían contados sus días de seguir estas actividades irregulares, en la que las autoridades municipales de Benito Juárez, como como de la Dirección de Protección Civil, Instituto de Movilidad y Seguridad Pública, e incluso las federales y estatales, no tienen conocimiento o peor aún, en caso de tenerlo, no han tomado cartas en el asunto.
En esta irregular práctica, los dueños de las concesionarias del transporte público, tienen obligación compartida, al no contar con un sistema de monitoreo y vigilancia para que sus unidades no sean “ordeñadas” o peor aún, los choferes no compren combustible de manera clandestina.
“Las personas que se dedican a esta práctica clandestina, no tienen conciencia de que han convertido el fraccionamiento en una verdadera bomba de tiempo; quienes vivimos aquí, no dormimos tranquilos ante el temor de una explosión. ¡Que Dios nos agarre confesados!”, relata uno de los quejosos.
Y no es para menos, pues de registrarse algún siniestro, los edificios cuentan con pasillos muy estrechos, una sola escalera de servicio y pasamanos endebles, combinación que resultaría peligrosa para decenas de personas que en un mismo momento y en cuestión de segundos, experimentarían confusión, pánico, gritos, llanto y desesperación, por querer llegar a la planta baja para salvaguardar su integridad y la de sus seres queridos así como sus pertenencias de valor que con tanto esfuerzo consiguieron, como mesas, camas, estufas, refrigeradores o televisores, entre otros.
Nada raro resulta, o más bien es un secreto a voces, la “ordeña” de combustible en los camiones de transporte de personal tanto de la Zona Hotelera de Cancún, como de la Riviera Maya; sin embargo, muy pocos son los empresarios que han tomado cartas en el asunto o en su defecto no tienen conocimiento de estas prácticas que se realizan contra las unidades.
Si bien es cierto que los camiones de transporte de personal, sea cual sea: Lipu, BusMen, Yellowbus Cancún, o cualquier otro, llegan a una estación de combustible predeterminada para realizar la carga de diesel o a las instalaciones del mismo encierro donde cuentan con sus propias bombas, no es de extrañarse que algunos operadores con malas mañas se las arreglen para realizar la práctica ilegal de la “ordeña” del carburante.
En este sentido, algunos conductores se toman el tiempo para cuadrar lo que según el sistema de la empresa arroja por kilometraje con respecto al consumo de combustible, que llevado a la práctica en muchas de las ocasiones resulta menor, debido a las condiciones de la unidad, aquí tiene mucho que ver si el camión es de reciente modelo, tamaño del motor y tiempo de las revoluciones por minuto (RPM).
Esta situación es aprovechada por los choferes, quienes al percatarse que el camión que manejan no agotó los litros que le fueron suministrados y autorizados por la empresa al inicio del turno, proceden a extraer el diesel en bidones.
En varias empresas de transporte, los conductores trabajan con un horario de 24 por 24, esto deriva al agotamiento físico y mental, por lo que en varias zonas de la ciudad de Cancún, como “El Crucero”, sobre la avenida Chichén Itzá, cerca de la Secundaria Técnica 11, “Moisés Sáenz Garza”; Federal 6, “Belisario Domínguez”, se pueden apreciar grandes cantidades de camiones estacionados.
Antes de su primer servicio, a las 5:00 de la mañana, los conductores aprovechan para descansar en este punto y a la vez, ahorran combustible para que al terminar el turno puedan “ordeñar” diesel y almacenarlos en sus casas. Las herramientas para realizar la “ordeña” son básicas: un bidón y manguera.
La práctica desleal se ha a tan grandes magnitudes, que ya es común ver por las calles personas con bidones de combustible y esto “pasa desapercibido” para las autoridades correspondientes.
El combustible almacenado representa un gran peligro, es por ello que las personas que realizan estas prácticas buscan compradores inmediatos.
Es muy común que en el mercado de la ilegalidad, la venta se realice con los dueños de empresas pequeñas, de camiones de segunda, que en muchos de los casos resultan ser aquellos transportes que ofrecen el servicio a los trabajadores de la construcción de zonas como Isla Blanca, Huayacan o cualquier zona en donde se registren construcciones, mismos que ven una alternativa mayor redituable al conseguir el producto a menor costo.
Esta noticia fue modificada el 6 junio, 2019 5:44 pm