Discreto en el hablar, no así en sus logros, Ernesto Fernández Hurtado siempre operó la creación de Cancún detrás de otra figura. Hoy se sabe, sin embargo, que la idea de los centros turísticos captadores de divisas correspondió a él, en fechas tan tempranas como 1968.
Originario de la ciudad de Colima en donde nació el 19 de noviembre de 1921, Fernández Hurtado era licenciado en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México, institución de la cual también era profesor y miembro del patronato, además realizó estudios de posgrado en la Universidad de Harvard.
Su talento puede resumirse en una sola palabra: visión, pues vio desarrollo en donde solo había mar y selva tan salvaje e irreductible, que nadie pensaría en la posibilidad de fincar ninguna clase de negocio. Miró al futuro y se lanzó en pos de un sueño que parecía imposible.
Era el Quintana Roo de los 40 mil habitantes, de los cuales la mayoría vivía en Chetumal, Cozumel, Isla Mujeres y Felipe Carrillo Puerto. Era el territorio federal incomunicado y desvinculado de la vida nacional, ligado más con Belice, hacia el sur, y con Cuba y Miami, en el norte.
A la muerte del regiomontano Rodrigo Gómez Gómez, en agosto de 1970, Ernesto Fernández Hurtado, quien se venía desempeñando como subdirector, asumió la Dirección General del Banco de México, S.A. cuya titularidad dejó el 1 de diciembre de 1976, tras jubilarse luego de 33 años de labores ininterrumpidas. Le tocó trabajar con el presidente Luis Echeverría Álvarez y continuar el proyecto de Ciudades Integralmente Planeadas, entre ellas la primogénita Cancún.
Durante su gestión trató con tres secretarios de Hacienda: Hugo B. Margáin, José López Portillo y Mario Ramón Beteta. Fue director general del banco BCH (después Banco Unión) y consejero de varias instituciones bancarias. Como funcionario del Banco de México promovió no solo proyectos turísticos sino programas de gran impacto social como el FOVI y el Infonavit, entre otros.
Fernández Hurtado, como se menciona al principio, se mantuvo siempre alejado de los reflectores. Cuando se inició Cancún, lo hizo a nombre de Rodrigo Gómez, entonces director del Banco de México, en tanto que a nivel local el carisma de Antonio Enríquez Savignac le robó méritos que él nunca peleó y nunca envidió, porque en el fondo quienes tenían que saberlo lo sabían: Ernesto Fernández Hurtado fue, así de simple, el creador intelectual de Cancún.
En 2008, el gobierno del estado creó la Medalla al Mérito Turístico “Antonio Enríquez Savignac”, y en esa primera edición se le otorgó a don Ernesto. Paradojas de la vida: ese día 23 de mayo de 2008, Ernesto Fernández Hurtado recibió la presea que pudo llevar su nombre, y sin embargo, no apareció el más mínimo detalle de disgusto o de celo, tomando en cuenta que Antonio Enríquez Savignac seguía sus órdenes.
Por todo lo anterior, se llega a la conclusión de que si Antonio Enríquez Savignac fue considerado el Padre de Cancún, como se le bautizó en vida, tal vez no sea exagerado decir que el sábado 2 de octubre de 2010, falleció en la Ciudad de México el autor intelectual de Cancún. Le sobrevive su esposa Evelyne Terouanne.
Ernesto Fernández Hurtado fue quien tuvo la idea de que México necesitaba desarrollar puntos de atracción turística que diera ocupación para mucha gente, impacto regional positivo e ingreso de divisas para nuestro país.
Hablar de Fonatur es hablar de Ernesto Fernández Hurtado…
Lic. Jesús Silva Herzog Flores
Cd. De México, 10 de julio de 2009
Fiesta de aniversario de Fonatur
Esta noticia fue modificada el 9 marzo, 2020 4:59 pm