Al considerar que los azúcares deben formar parte de una dieta balanceada, mencionó que los padres mexicanos incitan al paladar de los niños a alimentos muy dulces con el objetivo de que lo acepten y de ahí vienen los excesos que provocan problemas de salud en la etapa adulta.

Existen dos tipos de carbohidratos: simples, aquellos que se convierten en glucosa y se digieren rápidamente, como azúcar de mesa, miel, leche, maíz, entre otros, los cuales tienen sacarosa y fructosa.

Mientras que los complejos debido a su composición tardan más tiempo en convertirse en glucosa y ser asimilados por el cuerpo, como la alcachofa, brócoli, plátano y papa, en su mayoría son ricos en fibra, vitaminas y minerales, y contienen inulina, rafinosa y almidón.

Los primeros tienen una reacción de insulina elevada, mientras que de los complejos su reacción es normal, estos últimos son más saludables.

México se encuentra en el tercer lugar de consumo de azúcares simples en el mundo, y una persona consume de 23 a 17 cucharadas al día, cuando la recomendación es de cinco.

“Al final lo dulce tiene un rol importante en nuestras vidas, por lo que es necesario dejar de satanizarla, y en su lugar, enseñarle a la población lo que es una dieta correcta, y que lo que más importa desde una perspectiva nutricional es cuidar la cantidad y frecuencia de los alimentos”, señaló Osés en la actividad organizada por la consultora Zimat.

Lo que recomendó la especialista para una buena dieta es hacer tres comidas y dos colaciones, tomando en cuenta equilibrio en alimentos con base en plato del buen comer; variedad en los nutrientes; y principalmente moderación.

NTX/VDA/MAG