El último reporte del número de muertos en España por las lluvias torrenciales y el desbordamiento de ríos y embalses aumentó hasta 158 personas, la mayoría en la comunidad autónoma de Valencia, además de que continúan en paradero desconocido decenas de personas, cuyos familiares y allegados siguen buscando desesperadamente sin tener noticias de ellas casi 48 horas después del desastre natural. El único dato que arroja algo de esperanza a los centenares de miles de familias afectadas es que el temporal de lluvia extrema, o “gota fría”, está remitiendo y perdiendo fuerza, con lo que las previsiones son que en las próximas horas no se agrande aún más la tragedia.
Los datos son cada vez más dramáticos, el último reporte del gobierno español, presidido por el socialista Pedro Sánchez, que viajó hasta la zona afectada, es de 158 fallecidos, de los cuales 155 se registraron en Valencia y tres entre Castilla-La Mancha y Andalucía. El principal objetivo de los numerosos comandos de rescate es salvar a las decenas de personas que siguen en paradero desconocido, muchas de ellas probablemente agazapadas en sus propias viviendas a la espera que baje la fuerza de la riada o encaramados en alguna azotea o punto alto de la zona para evitar que la fuerza del agua se los trague.
Uno de los principales impedimentos para conocer con fiabilidad el número exacto de desaparecidos es que los servicios eléctricos y de telefonía siguen prácticamente caídos en toda la zona afectada, con lo que no tienen medios tecnológicos para pedir su rescate o, al menos, lanzar señales de auxilio para su localización. Además de que muchas de las carreteras de la zona están con severos daños en la infraestructura o impedidas para su uso por la acumulación masiva de vehículos que fueron arrastrados por la diada y que han convertido las autopistas en unos inmensos desguaces de vehículos destrozados por la violencia de la fuerza del agua.
El gobierno español movilizó más de mil 200 soldados y militares expertos en tares de rescate a través del ministerio de Defensa, la Unidad Militar de Emergencias y las Fuerzas Armadas Españolas, que son los que se están desplegado en las zonas más afectadas, sobre todo en aquellas en las que no hay ni agua potable, ni luz eléctrica ni medios terrestres para llegar hasta ahí.
Ahora mismo todas las miradas están puestas en la región este de Cataluña, donde se activó la alerta roja ante la llegada de lluvias torrenciales provocados por el mismo fenómeno natural y que está provocado en parte por el cambio climático y el aumento de la temperatura de los océanos, en este caso el mar Mediterráneo.
Los equipos buscaban cuerpos en vehículos varados y edificios empapados el jueves mientras la gente intentaba salvar lo que podía de sus hogares arruinados tras las monstruosas inundaciones repentinas en España que se han cobrado la vida de por lo menos 158 personas, con 155 decesos confirmados en una sola región.
Más horrores emergieron entre los escombros y las omnipresentes capas de lodo dejadas por los muros de agua que produjeron el desastre natural más mortífero que se recuerda en España. Las autoridades informaron el jueves que 155 personas habían perdido la vida en la región de Valencia, la más afectada por las inundaciones.
El paisaje posterior mostraba un sombrío parecido con los daños provocados por un fuerte huracán o tsunami.
Automóviles amontonados unos sobre otros como fichas de dominó caídas, árboles arrancados de raíz, tendidos eléctricos derribados y enseres domésticos, todo ello sumido en el lodo que cubría las calles de decenas de comunidades de Valencia.
Un número desconocido de personas siguen desaparecidas y podría haber más víctimas.
“Desafortunadamente hay personas en algunos de esos vehículos fallecidas”, dijo el ministro español de Transportes, Óscar Puente.
Las aguas torrenciales convirtieron las estrechas calles en trampas mortales y crearon ríos que arrasaron casas y negocios, arrastrando coches, personas y todo lo que encontraban a su paso. Las inundaciones derribaron puentes y dejaron las carreteras irreconocibles.
Luís Sánchez, soldador, fue uno de los afortunados cuando la tormenta convirtió la autopista V-31, al sur de la ciudad de Valencia, en un cementerio flotante sembrado de cientos de vehículos. Dice que salvó a varias personas.
Las autoridades regionales dijeron el miércoles por la noche que parecía que no quedaba nadie varado en tejados o en coches necesitados de rescate después de que rescatistas con helicópteros salvaran a unas 70 personas.
“La prioridad ahora mismo es evidente, es encontrar a las víctimas de los desaparecidos para aplacar la ansiedad y la angustia que puedan estar sufriendo las familias”, dijo el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, tras reunirse con funcionarios regionales y servicios de emergencias en Valencia el jueves, el primero de tres días de luto oficial en el país europeo.
La costa mediterránea española suele sufrir tormentas de otoño que pueden causar inundaciones. Pero estas fueron las inundaciones repentinas más graves que se recuerdan en tiempos recientes. Los científicos lo vinculan al cambio climático, que también está detrás de las temperaturas cada vez más altas y las sequías en España y el calentamiento del mar Mediterráneo.
El cambio climático provocado por el hombre ha duplicado la probabilidad de que se produzca una tormenta como el diluvio de esta semana en Valencia, según un análisis rápido pero parcial realizado el jueves por World Weather Attribution, compuesto por decenas de científicos internacionales que estudian el papel que desempeña el calentamiento global en las condiciones meteorológicas extremas.
El mayor dolor se concentró en Paiporta, una comunidad de 25.000 habitantes próxima a la ciudad de Valencia, donde la alcaldesa Maribel Albalat dijo el jueves que habían perecido 62 personas.
“Muchísima gente se quedó en su casa porque (Paiporta) nunca se inunda, nunca hay este tipo de problemas. Y hemos encontrado mucha gente mayor en el centro del pueblo”, dijo Albalat a la emisora nacional RTVE. “También se ha encontrado mucha gente que acudía a sacar los coches de los garajes… fue una encerrona”.
Aunque los municipios cercanos a la ciudad de Valencia fueron los más castigados, las tormentas desataron su furia en amplias franjas de la costa sur y este de la Península Ibérica. Se registraron dos víctimas mortales en la vecina Castilla La Mancha y una en el sur de Andalucía.
El presidente regional de Castilla La Mancha, Emilion García-Page, dijo que al menos un agente de la Guardia Civil se encontraba entre los desaparecidos en la localidad de Letur.
En el suroeste de Andalucía, en Málaga, un tren de alta velocidad descarriló el martes por la noche, aunque ninguno de sus casi 300 pasajeros resultó herido.
Los invernaderos y campos de cultivo en todo el arco sur de España, conocido como la huerta de Europa por sus exportaciones, también sufrieron daños por lluvias intensas, inundaciones y vientos. Las tormentas generaron un inusual tornado en Valencia y una tormenta de granizo que perforó agujeros en coches en Andalucía.
Las precipitaciones intensas continuaron el jueves más al norte y la agencia meteorológica española emitió una alerta roja para varios condados en Castellón, la provincia más al norte de la región de Valencia, y una alerta naranja para el sur de Tarragona, en el noreste de Cataluña, y la costa oeste de Cádiz, en el suroeste.
Sánchez advirtió que la tormenta “aún está con nosotros”. “Quedémonos en casa, hagamos caso a las recomendaciones porque así estaremos salvando vidas”, añadió.
Más de mil soldados de la Unidad Militar de Emergencias se sumaron a los trabajadores de emergencias regionales y locales en la búsqueda de cuerpos y sobrevivientes. Los soldados habían recuperado 22 cuerpos y rescatado a 110 personas para el miércoles por la noche.
Los soldados buscaban casa por casa, indicó el jueves Ángel Martínez, oficial de la UME, a la emisora nacional de radio RNE desde el pueblo de Utiel, donde al menos seis personas murieron.
Unas 150.000 personas se quedaron sin electricidad en Valencia el miércoles, pero aproximadamente la mitad tenía energía para el jueves, informó la agencia de noticias española EFE. Un número desconocido no tenía agua corriente. Muchos compraron toda el agua embotellada que pudieron encontrar.
La región permanecía parcialmente aislada con varias carreteras cortadas y líneas de tren interrumpidas, incluido el servicio de alta velocidad a Madrid, que según las autoridades tardaría varios días en repararse.
Un hombre lloraba en imágenes emitidas por la televisora nacional RTVE mientras mostraba los restos de lo que alguna vez fue el piso bajo de su casa en Catarroja, un pueblo al sur de Valencia. Parecía que una bomba hubiera estallado dentro y destrozado sus muebles y pertenencias, incluso desprendiendo la pintura de algunas paredes.
El caos también provocó que algunos destrozaran y se apoderaran de mercancías. La Policía Nacional practicó 39 detenciones el miércoles por saquear tiendas en zonas afectadas por las tormentas. La Guardia Civil desplegó agentes para detener los saqueos de viviendas, coches y centros comerciales.
El violento evento meteorológico sorprendió a las autoridades regionales. La Agencia Estatal de Meteorología, Aemet, dijo que en el pueblo valenciano de Chiva llovió más en ocho horas que en los 20 meses anteriores, y calificó el aguacero de “extraordinario”.
Sin embargo, la relativa calma del día siguiente también dio tiempo para reflexionar y cuestionar si las autoridades podrían haber hecho más para salvar vidas. El gobierno regional valenciano ha sido criticado por no enviar alertas de inundación a los celulares de la población hasta las 8:00 de la noche del martes, cuando las inundaciones ya habían comenzado en algunas partes y mucho después de que Aemet emitiera una alerta roja por lluvias intensas.
Andreu Salom, alcalde del pueblo valenciano de L’Alcudia, dijo a la cadena estatal RTVE que su pueblo había perdido al menos a dos residentes, una hija y su madre anciana que vivían juntas, y que la policía aún buscaba al camionero desaparecido.
También se quejó de que ni él ni sus conciudadanos habían sido advertidos de la catástrofe provocada por el desbordamiento del río Magro el martes por la noche.
“Yo mismo me dirigía a ver en ese momento el nivel del río, porque no tenía ninguna información”, dijo Salom. “Con la patrulla de la policía local nos dirigíamos a comprobar el nivel del río cuando tuvimos que dar media vuelta porque ya como un tsunami de agua, barro, cañas, suciedad, entraba ya dentro de la población”.
Mari Carmen Pérez dijo por teléfono desde su hogar arrasado en Barrio de la Torre que su teléfono vibró con la alerta de inundación después de que el agua ya hubiera abierto a la fuerza la puerta de entrada e inundado su sala, cocina y baño y obligara a la familia a huir al piso de arriba.
“No tenía ni idea de lo que pasaba aquí”, dijo Pérez, que trabaja como limpiadora. “Todo está destrozado. La gente de aquí nunca había visto algo así. Era como una peli de desastre”.
Carlos Mazón, presidente regional de Valencia, defendió la gestión de la crisis de su gobierno y dijo que “es un sistema protocolizado que se ha seguido por todos los técnicos”.
Con información del diario La Jornada y agencia AP
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La noticia Crece a 158 los muertos por lluvias torrenciales en España fue publicada originalmente en Turquesa News.