Carlos Raposo: el futbolista que mintió para llegar a grandes equipos sin saber jugar.- Un individuo que se hacía pasar por futbolista profesional tuvo la oportunidad de llegar a grandes equipos ya que se vendía como ‘crack’.
Estamos hablando de un ‘exdelantero’ brasileño que escribió su nombre en la historia de una manera poco convencional y profesional. Se trata de Carlos Henrique Raposo, quien, según sus palabras, hasta odiaba el futbol.
Lo que hizo esta persona fue que durante 20 años fingió ser futbolista profesional, aunque nunca disputó un partido oficial en ninguno de los clubes a los que perteneció.
Apodado el Kaiser por su parecido con Franz Beckenbauer, Raposo no tenía ningún talento en especial. De hecho, él asegura que sólo quería tener una vida como futbolista, por lo que se valió de su carisma para convencer a los clubes de ficharlo sin haberlo visto en la cancha.
Su mediática y extraña carrera inició en 1996, cuando comenzó a decirle a los entrenadores que fue campeón en la Copa Libertadores con Independiente, haciéndose pasar por el argentino Carlos Alberto Enrique.
Tras iniciar con esa farsa, convenció a Mauricio De Oliveira, un referente del balompié, para que sea su representante ante los demás.
Gracias a los buenos contactos del representante, tiempo después Fogao fichó al Kaiser. Con su incorporación todos los directos creyeron que era un campeón continental, por lo que las expectativas eran sumamente altas.
Pero como no podía demostrar su talento frente a la pelota, inventó una estrategia que le resultó útil en todas partes y era fingir lesiones.
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“Iba a los entrenamientos y a los pocos minutos de ejercicios me tocaba el muslo o la pantorrilla y pedía ir a la enfermería. Durante 20 días estaba lesionado. En esa época no existía la resonancia magnética”, reconoció Raposo años después.
Más tarde, como no pudo ‘recuperarse’, tuvo la oportunidad de marcharse al extranjero y pasar por el Puebla en México y El Paso Patriots en Estados Unidos.
En ambos equipos Henrique puso en práctica su vieja fórmula y nuevamente evitó que lo vieran jugar al fútbol, pero lo que sí consiguió, fue seguir cobrando como un profesional. Era tanta su mentira, que hasta simulaba hablar por teléfono con grande dirigente del futbol, pero no tenía ni celular; utilizaba un celular de juguete.
Luego de terminar ese paso internacional, regresó a Brasil donde una vez su equipo perdía y el entrenador le dijo que se levantara para calentar porque iba a entrar de cambio. Sin embargo, la mentira que estaba a punto de descubrirse, pudo ser expandirse porque provocó una acción:
“Comencé a calentar y vi que algunos hinchas estaban insultando al equipo de atrás del alambrado. Salté el cerco y fui a pelearme con ellos. Me expulsaron antes de entrar”, recordó el Kaiser sobre aquel momento en el que iba a estrenarse en un escenario adverso.
Ya sobre el final de su carrera dio el salto a Europa, concretamente a Francia, donde fue fichado por el Ajaccio. Cuando el conjunto galo estaba esperando por su debut, fingió estar desgarrado y continuó con la farsa, misma que llevó hasta los 38 años cuando anunció su retiro.
“No me arrepiento de nada. Los clubes engañan mucho a los futbolistas. Alguno tenía que vengarse de ellos”, sentenció.
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