Violencia vecinal, dolorosa realidad

Debido a la falta de aplicación de las leyes en la materia, familias enteras tienen que soportar amenazas y malos tratos de sus nuevos vecinos en los destinos turísticos de Quintana Roo

La violencia vecinal es una situación que se presenta en los diferentes destinos turísticos de Quintana Roo por el constante crecimiento de la mancha urbana, y ésta se puede dar tanto en zonas residenciales como en colonias irregulares y nuevos fraccionamientos, en donde los predios suelen ser de dimensiones reducidas, de escasos cinco metros de ancho por ocho metros de largo.
En estos lugares, muchas veces son innumerables las familias que pasan por este tipo de situación, en la que los vecinos de determinadas colonias populares se unen para fastidiar a un nuevo habitante que llega en calidad de inquilino o dueño del inmueble.

Concepción Cab, José Armando Barriga y sus cuatro hijos, encontraron una bonita casa para rentar en el fraccionamiento Petén Misolhá, en la Supermanzana 22, Manzana 34, Lote 11, en la ciudad de Cancún; aseguran que realizaron el trato con una persona de nombre Alberto “N”, quien se encarga de enseñar la casa, cobrar la renta, el depósito y realizar un contrato para poder habitarla y así garantizar la estancia y no tener problemas de desalojo.

Sin embargo, llegó el día en el que se mudarían y empezarían con sus actividades en el domicilio del Petén Misolhá, y a su llegada se percataron que la persona responsable de dejar en óptimas condiciones el inmueble, no cumplió, ya que la vivienda tenía detalles de pintura y en el área del baño, pero aun así la ocuparon, pues no tenían a dónde más ir, debido a que la casa que ocupaban con anterioridad, ya la habían entregado.

Todo transcurría con normalidad, hasta que después de varios días, Concepción y su esposo acudieron con Alberto, para solicitar el documento de contratación, pero la persona se ofendió.
Desde ese momento, la inquilina se sintió acosada, y sobre todo se percató que sus hijos eran víctimas de malas miradas, no solo de don Alberto, sino también de otros dos vecinos, quienes al parecer platicaron con su cobrador y les dijo otras cosas para hacerlos quedar mal.

ACOSO A LA FAMILIA
Este es uno de los principales problemas que atraviesan las familias cuando llegan a un nuevo vecindario.

RUIDO EXCESIVO
Las fiestas y ruidos musicales a altas horas de la noche es algo común entre muchos vecinos inconscientes.

AFECTACIONES A LA SALUD
Los males respiratorios por el humo que se genera al cocinar en fogones y los malos olores al registrarse deshechos de perros o gatos son muy comunes.

TEMPLOS ILEGALES
La instalación repentina de centros de culto o templos en las colonias populares es uno más de los problemas que aquejan a los vecinos.

“Los afectados deben acudir a las instalaciones de la Fiscalía General de Justicia y realizar una denuncia por amenazas, además de pedir una medida de restricción o también conocida como ‘orden de protección’”.
Felipe Beristain
Especialista en temas familiares y penales

QUIEREN VIVIR TRANQUILOS
La afectada asegura que ahora son tres las personas que la acosan, y las que se han encargado de llevar y traer chismes entre los vecinos, al grado de que la mayoría de los que habitan la zona no le dirigen la palabra, aunque lo que realmente le preocupa es que sus hijos no pueden salir a jugar a la calle o al parque.

“Este acoso lo hemos recibido, principalmente, mis hijos y yo; debido a que ven que mi esposo no está todo el día, porque trabaja, se han tomado la libertad de acosarme, tanto física, como emocional y verbalmente, y hasta se han metido con mis cuatro hijos, al grado de tenerlos aterrorizados y amenazados; yo estoy pidiendo ayuda, porque ya no puedo más”, declaró Concepción Cab a Radar Peninsular.

El “cuento de hadas” de habitar en un lugar tranquilo se convirtió en un tormento, ya que los residentes en más de una ocasión han llamado al 911, para que las unidades de Seguridad Pública lleguen al domicilio de Concepción, por supuestos reportes de alteración del orden público; la última vez que esto pasó fue cuando autoridades del DIF Municipal ingresaron por un pasillo que da hacia atrás de su casa por un reporte de maltrato infantil.

“Las autoridades del DIF Municipal llegaron a mi casa, según por un reporte de maltrato infantil; los oficiales no entraron por la fuerza a mi domicilio, pero sí me trataron mal, la única que me trató con respeto fue un oficial mujer que platicó conmigo. Ya no sé qué hacer, porque mis hijos no pueden ni caminar por la calle, el señor Alberto los mira mal, y ellos están aterrorizados; además, los otros dos vecinos hasta me tiran a la policía”, comentó muy afligida Concepción.

“Incluso, hay unos vecinos que se portan bien con nosotros, y me dicen que hasta hacen juntas para tirarme mala onda, me mandan mensajes sobre lo que planean hacer y cómo perjudicarme”, agregó la afectada.

LAS RESOLUCIONES REALES Y LEGALES
De acuerdo con la Ley de Acceso a las mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Quintana Roo, en el capítulo tercero: Violencia en la Comunidad, Artículo 14, se explica que: “Por violencia en la comunidad se entienden aquellos actos individuales o colectivos que transgreden derechos fundamentales de las mujeres y propician su denigración, discriminación, marginación o exclusión en el ámbito público”.

En tanto que el Artículo 15 hace referencia que: “El Estado y los municipios, en el ámbito de sus respectivas competencias, deben garantizar a las mujeres la erradicación de la violencia en la comunidad, a través de:
l. La reeducación libre de estereotipos y la información de alerta sobre el estado de riesgo que enfrentan las mujeres en una sociedad desigual y discriminatoria;
II. El diseño de un sistema de monitoreo del comportamiento violento de los individuos y de la sociedad contra las mujeres, y
III. El establecimiento de un banco de datos sobre las órdenes de protección y de las personas sujetas a ellas, para realizar las acciones de política criminal que correspondan y faciliten el intercambio de información entre las instancias.

Felipe Beristain, especialista en temas familiares y penales, comentó que la afectada debe de acudir a las instalaciones de la Fiscalía General de Justicia y realizar una denuncia por amenazas, además de pedir una medida de restricción, la cual es una orden de la Corte que puede proteger a alguien contra el maltrato, amenaza, acecho u acoso físico o sexual. La persona que obtiene la orden de restricción se llama la “persona protegida”.

Esto con el fin de que las personas que están acosándola o realizando actos en su contra, no puedan acercarse a cierta distancia de ella, ni a los menores de edad.

Surgen quejas por todo

Otro tipo de afectaciones que se registra desde hace varios meses y que aqueja a los vecinos de diversos fraccionamientos de Quintana Roo, son las fiestas y ruidos musicales a altas horas de la noche, males respiratorios por el humo que se genera al cocinar en fogones, problemas de salud y malos olores por filtraciones de deshechos de perro o gatos.

A esto se suma la aparición repentina de centros de culto. Aunque, según reacciones de los seguidores de la página de Facebook de Denuncia Ciudadana (@Denuncia Ciudadana Turquesa), las personas que viven cerca de donde se registran este tipo de casos, prefieren tener un templo a un centro de vicios.

“Vivo por la Supermanzana 259, y no nos afecta en nada que ellos estén predicando la palabra y es muy bonito lo que ellos hacen, porque hacen culto de niños y los divierten”, respondió a una publicación donde se hace pública una queja por el ruido generado a altas horas de la noche.

“Al menos ellos alaban a Dios, pero los vecinos borrachos, a esos deben de callar. Y no soy de esa religión pero hay que ser congruentes”, expresó otra cibernauta.

Lo referido con anterioridad, hace constar que las personas prefieren tener cerca un templo que carezca de los trámites correspondientes para instalarse y que generen alabanzas u sonidos musicales después de las 9 de la noche a tener cantinas y expendios de bebidas embriagantes que actualmente son un foco de inseguridad al registrar, por lo menos en Cancún y Playa del Carmen, hechos violentos que perturban la paz social.

La proliferación de templos es otro problema, aunque muchos vecinos prefieren a estos a los centros de vicio.

Publicado originalmente en el semanario Radar Peninsular Edición 25

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