Nace el primer centro comercial de Cancún
En la memoria de los pioneros de Cancún está presente el nombre de “El Águila”. Muchos pensaron que se trataba de un apodo, otros que era un nombre comercial, lo que no está en duda es que este personaje fue uno de los primeros comerciantes de la naciente ciudad, incluso el primer vendedor de importaciones.
Guillermo Roberto Águila Dávalos, originario del Distrito Federal, llegó a esta zona a instalar un tráiler park cuando literalmente no había nada, y en tono de broma dice: “Creo que llegamos antes de la hora”.
De aquel proyecto de hotel rodante solo quedó una casita preconstruida en medio de lo que hoy es el Parque de Las Palapas, lugar en el cual habitaba y desde dónde comenzó a vender productos a los trabajadores de las obras. Luego le llegaron grupos de excursionistas que traía a Cancún la señora Delfina Patrón Mendoza (de Viajes Bojórquez).
“La señora Bojórquez me dijo: ‘Le voy a traer los grupos, téngame siempre mercancía’, y empecé a traerla. Como es lógico, aquello creció y ya no cabía, entonces el ingeniero José García de la Torre me prestó una palapita que tenía por la parte de atrás de lo que después fueron las oficinas de Mexicana de Aviación (cerca del cruzamiento de las avenidas Tulum y Uxmal) para que vendiera mi mercancía”.
Para julio de 1973, Guillermo Águila construyó su gran local, edificado sobre 900 metros cuadros en los lotes 33 y 35 de la avenida Tulum.
¿Y cuándo nace eso de las importaciones Águila que todo el mundo recuerda?
“Bueno, cuando yo llegué aquí, Quintana Roo era territorio y para cruzar de Isla Mujeres a Cancún, o de Cozumel a Cancún, en lo que fuera, ya sea barco o avión, había que pasar por la Aduana; inclusive también Chetumal, porque Isla Mujeres, Cozumel y Chetumal eran zona libre, pero el resto de Quintana Roo no. Entonces había muchos productos de importación que se vendían en estos tres lugares y como aquí no había nada, pues todo se compraba allá.
“Cuando Quintana Roo se volvió Estado (1974), el presidente Luis Echeverría Álvarez hizo que todo la entidad fuera perímetro libre, especialmente con la idea de impulsar a Cancún. La Aduana la recorrieron al kilómetro 80 y nosotros quedamos libres de mover cualquier mercancía, me gustó la idea y me fui a Chetumal y a Corozal (Belice) para traer productos y venderlos acá con las pocas familias que habían, me compraban, se me acababa la mercancía y cada ocho días tenía que ir por más para vender”.
¿Y qué era lo que traía?
“Lo que normalmente los trabajadores y las pocas familias que habían acá me encargaban. Para fin de semana se me acababa la mercancía y volvía a ir por más. Lo que veía que se movía, lo volvía a traer; no tenía bodega, ni capital. Se me acababa la mercancía y me iba por más”.
Pudiera sonar a broma pero Importaciones Águila fue en la práctica el primer centro comercial de Cancún, pues además de la tienda, su propietario instaló un restaurante pequeño, una rentadora de motos y venta de boletos para los autobuses del ADO. Además contaba con el único servicio telefónico de la futura ciudad, y por si fuera poco, ahí quedó instalado el primer buzón cuando se abrió el servicio postal.