De un vistazo

3 décadas sin el muro de Berlín

Parece que fue ayer, pero este 9 de noviembre se cumplen 30 años de la caída del famoso muro de Berlín, evento que significó no solo el replanteamiento de las fronteras nacionales de buena parte de Europa al caer como piezas de dominó los gobiernos socialistas del bloque del Este y el resurgimiento de nuevos países, además de que marcó el fin de la guerra fría y nuevas esperanzas en buena parte del mundo.

Paradójicamente, en otros sitios como Cuba o Corea del Norte, con gobiernos afines a la Unión Soviética, no pasó absolutamente nada. ¿Qué significó este acontecimiento para el mundo?

LOS ORÍGENES DEL MURO DE BERLÍN
Al término de la Segunda Guerra Mundial, Alemania quedó dividida en cuatro sectores de ocupación: soviético, francés, inglés y estadounidense.

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Posteriormente, en 1949, el área oriental que estaba en poder de los soviéticos quedó bajo la jurisdicción de la llamada República Democrática Alemana (RDA) y las otras tres formaron una sola área gobernada por la República Federal Alemana (RFA).

En los años siguientes, la zona occidental empezó a prosperar mientras que el lado soviético sufría problemas económicos.

Esto, ocasionó que millones de berlineses que vivían bajo el régimen comunista migraran al Berlín occidental.

SU CONSTRUCCIÓN
La noche del 12 de agosto de 1961, las autoridades de la RDA decidieron levantar un muro provisional y cerrar 69 de los 81 puntos de control que existían a lo largo de línea que dividía a la ciudad en dos.

Un día después, ya se había colocado una alambrada provisional de 155 kilómetros, interrumpiendo de la noche a la mañana el tránsito de vehículos y personas, muchas de las cuales trabajaban en la otra parte de la ciudad.

Con el paso de los años, el muro acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3.5 y 4 metros de altura, con un interior formado por cables de acero para aumentar su resistencia.

EL PRINCIPIO DEL FIN
La caída del muro tuvo su origen en la apertura de las fronteras entre Austria y Hungría en mayo de 1989.

El primero de esos países pertenecía al bloque occidental mientras que Hungría era parte del bloque conocido como la cortina de hierro, países cuyos regímenes estaban bajo la influencia soviética.

La caída del muro tuvo su origen en la apertura de las fronteras entre Austria y Hungría en mayo de 1989.

Ante esta apertura, cada vez más alemanes orientales viajaban a Hungría para, a través de esa ruta, pedir asilo en las distintas embajadas de la República Federal Alemana. Esto molestó al gobierno de la Alemania oriental y empezó a poner restricciones.

CONFUSIÓN FATAL
Miles de alemanes del este empezaron a manifestarse en varias ciudades de la RDA exigiendo la libre circulación en la frontera.

El hecho desencadenante fue la confusión de un portavoz del gobierno en una conferencia de prensa en la que, con el afán de calmar los ánimos de la población, daba a conocer la nueva norma que permitía salir del país sin requisitos previos.

El vocero de la RDA, Günter Schabowski, explicaba los pormenores de la disposición gubernamental, cuando un periodista le preguntó cuándo entraba en vigor la medida. Schabowski, quizá un poco nervioso, buscó entre sus papeles y al no encontrar nada escrito respondió: «De inmediato».

REUNIFICACIÓN ALEMANA
Esa misma noche, miles de personas se agolparon en los puntos de control para cruzar a Berlín occidental.

Una confundida guardia fronteriza que no tenía órdenes precisas de cómo actuar, dejó pasar a los primeros berlineses del este, quienes fueron recibidos al otro lado -entre abrazos y gestos efusivos de bienvenida- por una multitud de alemanes occidentales que habían llegado al lugar enterados de la noticia.

La euforia se prolongó durante los siguientes días.

EL MOMENTO MÁS ESPERADO
La madrugada del 10 noviembre, varios miles de alemanes de ambas partes arremetieron contra el muro con picos, cinceles y martillos.

Encaramados sobre la valla de concreto o apostados en sus bases, empezaron a abrir las grietas de su caída física definitiva.

Las imágenes dieron la vuelta al mundo y alentaron revoluciones en países del eje socialista en Europa que luego se desvincularon de la influencia soviética.

Casi un año después, el 3 de octubre de 1990, Alemania concretó su reunificación con la fusión de la RDA y RFA en un solo Estado.

COMO PIEZAS DE AJEDREZ
Los acontecimientos en Alemania desencadenaron el levantamiento popular en los países de bloque soviético como Polonia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Albania, Checoslovaquia, Yugoslavia y la misma Unión Soviética, siendo que estos últimos tres países vivieron una auténtica fractura que llevó a que Checoslovaquia se partiera en dos nuevas naciones, de Yugoslavia surgieran siete nuevos países y sobre todo la Unión Soviética, la otrora gigante potencia socialista, viera como en 1991, 14 de las 15 repúblicas que la conformaban proclamaran su independencia y de allí surgieran 15 nuevos países.

CUBA Y NORCOREA, CASOS APARTE
Contrario a lo que pasaba en Europa Oriental, donde en poco tiempo los gobiernos socialistas dieron paso a gobiernos democráticamente electos y revitalizaron sus alicaídas economías, en otros lugares del mundo siguieron viviendo bajo estrictos regímenes socialistas.

Los casos más destacados son Corea del Norte donde desde su fundación (1948) hasta el presente, solo tres dictadores (abuelo, padre e hijo) han gobernado con mano férrea el país. Y Cuba, la nación gobernada por los Castro desde hace seis décadas, que, aunque al principio se vio afectada por la caída de la Unión Soviética, pronto encontró en Venezuela su “tabla de salvación” para poder sobrevivir.

SIMBÓLICO MONUMENTO
Luego de su destrucción, los fragmentos de sus paredes se convirtieron rápidamente en objetos de comercio. Muchos de ellos terminaron en los Estados Unidos, por ejemplo, en la oficina de Microsoft, en la sede de la CIA en Langley o en el museo de Ronald Reagan.

En la actualidad, las paredes que representaban el odio y la muerte, representan el arte y la paz. De los 160 kilómetros originales, hoy solo quedan 1.3 kilómetros, los cuales conforman un monumento que se ha convertido en visita obligada para todos los que visitan la capital alemana.

LOS OTROS MUROS
Luego de 30 años de la caída del Muro de Berlín y como si la lección no hubiese sido bien aprendida, hoy en día aun hay otros muros que dividen países, ciudades, culturas e incluso religiones:

Jerusalén, para separar a Cisjordania (Palestina)
Belfast (Irlanda del Norte), para dividir a católicos y protestantes
Estados Unidos, para frenar la inmigración
Nicosia (capital de Chipre), tanto la ciudad como el país están divididos Grecia y Turquía

Esta noticia fue modificada el 9 noviembre, 2019 5:13 pm

Pepe Sedano

Editor con 27 años de experiencia en medios impresos y electrónicos.

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